Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional
Víctor Manuel Vázquez Manzanares
Graduado en Ciencias Ambientales (UMA)
Experto Universitario en Métodos Avanzados en Estadística Aplicada (UNED)
Máster Técnicas Actuales de Estadística Aplicada (UNED)
Experto Universitario en Métodos Avanzados en Estadística Aplicada (UNED)
Máster Técnicas Actuales de Estadística Aplicada (UNED)
(sierradealhaurinelgrande@gmail.com)
RESUMEN
Las Sierras Blanca y Mijas (Alhaurín se encuentra en la falda de ésta sierra) y el Bajo Guadalhorce, constituyen unidades hidrogeológicas de gran interés, por la extensión que presentan (170 km2 y 270 km2, respectivamente), en un área de elevada demanda de agua como la Costa del Sol, Sur de España (Fig. 1).
INTRODUCCIÓN
La precipitación media de la región varía entre más de 700 mm en Sierra Blanca y menos de 500 mm en el Bajo Guadalhorce. La temperatura media anual varía entre 16 ºC y 18 ºC.
El primer estudio hidrogeológico de la región que se conoce fue realizado en la Sierra de Mijas por Dupuy de Lôme (1923), quien determinó unos recursos de 18 hm3/año y constató que
los manantiales están a distinta cota según el sector de la sierra, lo cual fue señalado también,
posteriormente, por Blumenthal (1949).
A partir de 1974, el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) inició el control
hidrogeológico (caudales, piezometría, calidad del agua) en las Sierras Blanca y Mijas y en el
Bajo Guadalhorce. Desde entonces, el IGME ha continuado dicho control, ha realizado 7 piezómetros en las Sierras Blanca y Mijas y 60 en el Bajo Guadalhorce. Cabe destacar otros 9 sondeos
profundos realizados por el antiguo IRYDA para investigar el acuífero profundo del Bajo
Guadalhorce. En el marco de dichos trabajos se han generado series de datos hidrogeológicos
de gran interés y se han descrito las principales características hidrogeológicas de los acuíferos (límites, geometría, funcionamiento hidrogeológico, balances, calidad del agua), la mayoría de las cuales siguen siendo aceptadas actualmente.
MARCO GEOLÓGICO
Las Sierras Blanca y Mijas forman parte del denominado Complejo Alpujárride de la Cordillera Bética, concretamente, pertenecen a la Unidad de Blanca. Ambas sierras están separadas por un afloramiento de peridotitas existente en el Puerto de los Pescadores, que no es más que la prolongación del macizo de Sierra Alpujata, perteneciente a la Unidad de Los Reales, tectónicamente superpuesta a la de Blanca.
La serie estratigráfica de la Unidad Blanca está formada por dos conjuntos litológicos
principales:
El conjunto metapelítico aflora en toda la vertiente meridional de la Unidad (Fig. 2) y está formado por migmatitas, gneises y esquistos. Tiene una potencia de 400 m y se atribuye al Paleozoico.
- Uno inferior, metapelítico.
- Otro superior, carbonatado.
El conjunto metapelítico aflora en toda la vertiente meridional de la Unidad (Fig. 2) y está formado por migmatitas, gneises y esquistos. Tiene una potencia de 400 m y se atribuye al Paleozoico.
El conjunto carbonatado presenta, a su vez, dos tramos claramente diferenciables. El inferior
aflora principalmente en el sector oriental de Sierra Blanca y en la Sierra de Mijas, está constituido por mármoles blancos, diaclasados, a veces sacaroideos, de composición dolomítica;
tiene una potencia de 300 m y su edad es Trías medio. El tramo superior aflora en el sector occidental de Sierra Blanca, está formado por mármoles azules, de composición caliza; tiene un
espesor de 300 m y su edad es Trías superior.
La estructura geológica permite diferenciar tres sectores en la Unidad de Blanca:
- En el sector occidental de Sierra Blanca, la estructura geológica está determinada por la interferencia de pliegues con direcciones N-S y E-W.
- El sector oriental de Sierra Blanca presenta una estructura prácticamente tabular, constituida por los mármoles blancos.
- En la Sierra de Mijas, la estructura está formada por pliegues de dirección ENE-WNW, curvos en la terminación occidental y siempre vergentes hacia el interior de la sierra.
Todas las estructuras plegadas han sido afectadas por fracturas, tanto en el interior de la
Unidad como en los bordes de la misma. Precisamente las fallas del borde Norte y Este ponen
en contacto los mármoles de Sierra de Mijas con la cuenca sedimentaria de Málaga o del Bajo
Guadalhorce (Figs. 1 y 2). El substrato de la cuenca está constituido por: metapelitas y mármoles alpujárrides en el borde meridional (Sierra de Mijas) y en la parte central (Sierra de Cártama),
pizarras y areniscas maláguides en el borde septentrional (Montes de Málaga) y arcillas cretácico-terciarias del Flysch del Campo de Gibraltar en algunos sectores (Cártama, Pizarra, Álora).
El relleno de la cuenca sedimentaria del Bajo Guadalhorce está formado por sedimentos neógeno-cuaternarios. El tramo inferior no está presente en toda la depresión pero, cuando lo está, como ocurre en Álora y Pizarra o al Sur de la Sierra de Cártama, puede alcanzar espesores superiores a 100 m y suele estar formado por calcarenitas y microconglomerados de edad Mioceno Superior.
La secuencia del Plioceno Inferior se inicia con un tramo de conglomerados y arenas (a veces calcarenitas) de espesor variable, que se encuentra en los bordes y también hacia el centro
de la cuenca, aunque no siempre está presente. Lateralmente y hacia arriba en la serie, los
conglomerados pasan a margas con algunas intercalaciones arenosas. La serie pliocena termina
con sedimentos arenosos en los bordes de la cuenca. El espesor del tramo conglomerático basal
puede llegar a ser de varias decenas de metros, mientras que la sucesión de margas puede tener
un espesor superior a 500 m (dato procedente de sondeos) y las intercalaciones arenosas en ella
detectadas tienen una potencia, generalmente, inferior a 10 m.
Por lo que respecta a los depósitos cuaternarios, en los bordes de la cuenca se reconocen conglomerados y brechas de piedemonte y travertinos, mientras que en la parte central de la misma aflora una formación aluvial, constituida por cantos rodados, arenas, gravas y limos depositados por el Río Guadalhorce. La franja costera está formada por arenas de playa, de edad holocena
HIDROGEOLOGÍA DE LAS SIERRAS BLANCA Y MIJAS
Características hidrogeológicas generales
Los mármoles triásicos que afloran en la unidad de Blanca están muy fracturados y, en algunos sectores, también karstificados, lo que permite la circulación y acumulación de agua
subterránea, constituyendo así la Unidad Hidrogeológica Blanca-Mijas (Fig. 2). Esta Unidad
queda limitada por fallas, al Norte, Este, Oeste y en algunos tramos del límite Sur, el cual es básicamente un contacto estratigráfico entre los mármoles y las metapelitas del substrato, que reposan en serie invertida sobre los mármoles.
La geometría está condicionada por la estructura geológica (Fig. 3). Así, en el sector occidental
de Sierra Blanca y en la Sierra de Mijas, los núcleos anticlinales ocupados por metapelitas
originan divisorias hidrogeológicas que, junto con las fracturas NNE-SSW y NNW-SSE, han
dado lugar a la compartimentación de la Unidad en sistemas acuíferos. El sector oriental de
Sierra Blanca presenta una geometría casi tabular, aunque puede existir una divisoria hidrogeológica en la parte Este del sector, en relación con un núcleo anticlinal.
La descarga de la Unidad Hidrogeológica Blanca-Mijas se produce, de modo natural, a través de los manantiales y, a través de bombeos, en los numerosos sondeos que existen, sobre todo
en la Sierra de Mijas. Las cotas de surgencia de los manantiales y las cotas piezométricas en los
sondeos son diferentes según el sector considerado.
En el sector occidental de Sierra Blanca las cotas de surgencia varían según el borde (Fig.
2): 330-440 m s.n.m. en el septentrional (manantiales de Istán y Moratán, respectivamente), 175-
192 m s.n.m. en el meridional (manantiales de Nagüeles y Camoján) y 290-405 m s.n.m. en el
oriental (Fuente Cañada y ojén). En los manantiales de este sector se registran bruscos aumentos
de caudal ante las precipitaciones, pasan de estar prácticamente agotados a drenar caudales
de varios centenares de L/s (Fig. 4A). Las aguas de estos manantiales presentan baja mineralización, son de facies bicarbonatada cálcica y experimentan importantes diluciones por la infiltración rápida de las aguas de lluvia (Fig. 4B). Por tanto, los sistemas acuíferos del sector occidental de Sierra Blanca presentan un comportamiento típicamente kárstico.
En el sector oriental de Sierra Blanca, los manantiales presentan variaciones de caudal menos pronunciadas y más amortiguadas en el tiempo (Fig. 4C), excepto el manantial de Coín
cuyo caudal varía más por los bombeos que se llevan a cabo en sus inmediaciones. Las aguas
subterráneas son más mineralizadas (conductividad eléctrica >400 µS/cm) y la composición química es bicarbonatada cálcico-magnésica, con mayores concentraciones en Mg2+, SiO2 y SO42-, iones normalmente asociados a flujos lentos. La composición química de las aguas varía lentamente en respuesta a la recarga (Fig. 4D). Estos datos indican que se trata de un acuífero poco karstificado.